CARACAS, Venezuela.- La reelección de Nicolás Maduro ha sumido a Venezuela en la incertidumbre: el presidente, favorecido por todos los poderes, planteó una batalla legal para dirimir denuncias de fraude que generaron protestas y presión internacional para verificar las actas.

Maduro, sucesor de Hugo Chávez, que inició hace más de 25 años el movimiento que hasta hoy gobierna Venezuela, dice que ganó limpiamente el domingo con el 51% de los votos.

La líder opositora María Corina Machado dice tener pruebas de la victoria de su representante en la boleta electoral Edmundo González Urrutia, y ha convocado a más movilizaciones.

El camino en la Justicia

Maduro decidió remitir la controversia al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), de línea oficialista, tras la presión y críticas de la oposición y la comunidad internacional ante la falta de publicación de actas por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Denuncia un “golpe de Estado” y señala que la oposición intentó hackear el sistema electoral. “Afortunadamente, el CNE pudo resguardar las actas y proclamar al ganador. Ahora el presidente ha ido al TSJ para que se reconozca su victoria (...) por el poder judicial, un poder independiente”, dijo el ministro de Comunicación Freddy Ñáñez.

Esta batalla trae dudas. “Todas las instituciones del Estado están en manos del gobierno”, dice el politólogo Luis Angarita.

Represión

Maduro prometió actuar con firmeza contra los “fascistas” en las manifestaciones y ordenó un despliegue de las fuerzas de seguridad, en especial en los barrios populares donde ocurrieron la mayoría de las protestas antigubernamentales.

“Esta vez no habrá perdón”, sostuvo Maduro que pide cárcel para Machado y González Urrutia y máxima pena para los “violentos” y manifestantes.

Por las protestas ya hay más de 1.000 detenidos, según la Fiscalía, que promete acusar con cargos de “terrorismo”. También reportó la muerte de un militar.

Organismos de defensa de los derechos humanos informaron de 11 civiles muertos en protestas, aunque la oposición eleva esa cifra a 16.

El “fraude”

La oposición asegura haber reunido más de 80% de las actas, que darían a González Urrutia el triunfo con el 67% de los votos, gracias a testigos desplegados en los 30.000 colegios electorales.

El experto electoral Eugenio Martínez no cree en la teoría del jaqueo. Los piratas habrían “habido tenido que jaquear 15.000 líneas de transmisión cifradas”.

“La credibilidad del hackeo es del 0%”, dijo un observador, que cree que quienes están en el poder sabotearon el sistema.

Presión internacional

Apoyada por Estados Unidos, la Unión Europea (UE), pero también de manera más moderada por vecinos de izquierda latinoamericanos como Colombia, la oposición exige una auditoría independiente de las elecciones con revisión de las actas.

“Invito al gobierno venezolano a permitir que las elecciones terminen en paz permitiendo un escrutinio transparente con conteo de votos, actas y con veeduría de todas las fuerzas políticas de su país y veeduría internacional profesional”, pidió el presidente colombiano, Gustavo Petro.

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Sin embargo, Maduro parece seguro de lo que hace y ordenó la expulsión de diplomáticos de siete países latinoamericanos: Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay. Se felicita, en tanto, por el “gran apoyo” de Rusia, Irán, Bielorrusia, Cuba, Nicaragua y Bolivia.

Sobre sus vecinos evita declaraciones contundentes. También ha recordado que su país está acostumbrado a “resistir” y subraya que Estados Unidos, como otros países latinoamericanos, sufre por no poder recibir más petróleo de Venezuela.

Movilizaciones

Las protestas contra Maduro comenzaron de forma espontánea el lunes. Primero con un cacerolazo en zonas populares y diversas regiones del país y luego con movilizaciones en las calles.

Fueron reprimidas por las fuerzas de seguridad que ahora se despliega masivamente al final de la tarde como parte de la orden de Maduro de mantener “el orden”.

Machado, sin embargo, ha llamado a más movilizaciones para defender los votos y pidió a los motorizados que la apoyan estar en “primera línea”.

Dos preguntas persisten: ¿puede la oposición movilizarse y sacar a Maduro con presión callejera? ¿Será leal el Ejército?

Después de que alrededor de siete millones de venezolanos abandonaron el país, muchos creen que la oposición ya no es capaz de reunir multitudes.

Algunos esperan que la Fuerza Armada, pilar del poder privilegiado por el ex presidente Chávez y luego por Maduro, se esté resquebrajando.